Halloween – Misterios manchegos: presagios de muerte

Halloween – Misterios manchegos: presagios de muerte
Por las tierras de La Mancha se recuerda que hubo presagios de muerte, muy diversos y especialmente sentidos en estas fechas, para prever con antelación el instante y la circunstancia fatídica de la muerte de las personas. En la psicología de nuestra especie y en sus ansias de pervivencia, siempre se esconde el deseo de conocer y dominar de alguna manera o modificar el instante del último aliento, corrigiendo, si es posible, su desenlace. Diversas son, por tanto, las fuentes de los presagios.
- S. PASCUAL BAILÓN, UN SANTO FUNERARIO
El santo preferido para obtener presagios era S. Pascual Bailón. A él se le rezaba para que avisara al devoto o al orante de la inmediatez de su muerte, la cual sería anunciada con tres golpes en los muros de la casa o en los muebles, durante tres días consecutivos (total de 9 golpes). Así, la persona avisada se preparaba espiritualmente y el tránsito se le hada más liviano. Incluso se relatan casos de personas anunciadas que solicitaban las ropas del amortajamiento a sus familiares con total naturalidad y que se introducían plenamente convencidas en el ataúd que había encargado con previsora antelación.
El fatídico santo también se manifestaba mediante las goteras. Si el agua afectaba a la habitación de un enfermo, era señal de muerte inminente.
- POR MEDIO DE LOS SERES HUMANOS
Los seres humanos pueden también inconscientemente anunciar el fallecimiento de una persona mediante diversos avisos o anuncios:
-Cuando los niños y la chiquillería juegan y chillan durante mucho tiempo en la calle: «los niños armando bulla y loqueriza con calderos y latas».
-Cuando el enfermo hace muñecos» con las sábanas, jugando por el dolor con los pliegues y arrugas de las mismas.
– La «Última lágrima» de los agonizantes es señal del duelo y de la disputa de
Dios con el demonio para obtener el alma del moribundo. Lógicamente el sudor que mana del enfermo es también considerado como signo de la lucha portentosa que se ha desatado en el Bien y el Mal en el alma del que está casi muerto. Los demonios suelen colocarse a los pies de la cama y allí pelean por arrebatarle el alma a Dios. Los ángeles y el Señor, por el contrario, ocupan el lugar de cabecera. El mundo de la luz y más elevado, junto al crucifijo o imagen religiosa que presi día el tálamo conyugal, estaba santificado. Los poderes del Averno y de las tinieblas siempre se sitúan a los pies, en una posición de inferioridad espacial.
Si el enfermo o agonizante comienza a mirar a un lugar determinado, a hablar o a sonreír aparentemente, se dice que está recibiendo la visita de familiares ya fallecidos que acuden en el momento crucial para aliviar su sufrimiento y para acompañarle espiritualmente. El moribundo conversa con sus antepasados y se siente arropado por ellos. Así, el peligroso momento del tránsito se realiza en buena compañía y experimentada.
La visión de «sombras o semejas por parte de los videntes o espiritistas» de la aldea.
Hay, en efecto, vecinos con el poder y la facultad de la clarividencia ante los espíritus, con forma humana, de los próximos difuntos. Y ese poder lo obtenían desde el día de su nacimiento. Los videntes eran capaces de ver vagar a esas sombras silenciosas que nunca respondían a las llamadas del vidente, por los campos de cultivo, por los caminos o por las puertas de sus casas, como habitualmente hacía el vecino. Pero no podían desvelar bajo ningún concepto ni la causa del óbito, ni el nombre del futuro muerto, ni el día del fallecimiento, ya que en caso de romper el silencio obligado, serían arañados y golpeados por las ánimas. Tan sólo se les permitía advertir en una reunión o comida que alguien de los presentes moriría en breve o que antes de tal cosecha o de tal recolección o de tal fiesta, se produciría un óbito. Entonces, cada cual, según sus pensamientos y creencias, arreglaba las cosas de su casa, perdonaba o era perdonado, se sosegaba espiritualmente y modificaba para bien su existencia.
Otros videntes afirmaban que veían los futuros sepelios y ceremonias funerarias y que oían en ellos el nombre del futuro fallecido.
Es tarea de otros investigadores determinar los poderes psíquicos de tales videntes.
-Los vecinos que en la madrugada de S. Juan comprobaban que su sombra proyectaba dos cabezas o que producían sombra corporal sin cabeza, sabían que antes de otro S. Juan iban a fallecer.
- POR MEDIO DE LOS ANIMALES
Los animales también ofrecen indicios de muerte próxima pues barruntaban la desgracia:
-Los perros que aullaban con insistencia barruntaban la muerte inmediata. Se decía que los perros veían los espíritus de aquellas personas que estaban a punto de fallecer y que ya vagaban en las calles o en las inmediaciones del hogar.
-Los gatos que maullaban durante toda la noche «como personas o como niños, eran igualmente delatores de la presencia de la muerte.
-Si los mulos se ponían roncos y con las orejas aguzadas.
-Si las gallinas (no los gallos) cantaban durante el sueño de los mortales, era indicio de muerte próxima.
-Las lechuzas posadas en los tejados y emitiendo su respiración profunda durante varias noches, anunciaban la muerte de un vecino de esa casa. También si suspiraban encaramadas en las carrascas inmediatas a la aldea.
-Los vuelos y graznidos de los cuervos y grajos eran síntoma de muerte próxima. Pero también su voz: si estaban «acarrascaos o graznaban de modo lúgubre, extraño o si «Cantaban feo, era indicio de muerte en la aldea.
- POR MEDIO DE LOS VEGETALES
No se constatan casos con claridad, si bien en Yeste se narran fabulillas en las que interviene el gamón, planta con flor blanca y con un significado funerario, como señal de fallecimiento.
- OTROS INDICIOS: LAS SENSACIONES
Otras sensaciones anuncian igualmente un fallecimiento próximo:
-El olor a cera quemada.
-Resplandores observados a través de las ventanas.
-Soñar que aves o pájaros picotean la cabeza de la persona que duerme.
-El fallecimiento en Domingo provoca irremisiblemente otra defunción al Domingo siguiente. Pero el día más terrorífico era el Viernes. La muerte en el día de la crucifixión de Cristo implicaba nada menos que siete fallecimientos más de forma próxima.
-En el barrio de S. Rafael de Hellín, antigua judería, se dice que cuando una cruz entra en Viernes, es decir, cuando alguien muere en esa fecha y recibe los santos óleos y la visita del sacerdote para la extrema unción, arrastra a la muerte a otros siete.
-Si el muerto quedaba con un ojo abierto, esa mirada terrible atraía a la muerte a otro vecino. Por ello, ocasionalmente se velaba su rostro con una tela de seda blanca que los familiares inmediatos podían levantar si deseaban ver al difunto un instante o despedirse de él.
- LOS OBJETOS INANIMADOS
Los objetos inanimados también podían indicar, casual o fortuitamente, la proximidad de un fallecimiento o afectar fatalmente a los vivos:
-Si al salir el cortejo fúnebre con el ataúd sobre la caballeriza en dirección al cementerio, el féretro se bamboleaba hacia una casa o persona concreta, señalaba el hogar o el vecino amenazado de muerte.
-La sombra proyectada por el ataúd a lomos del burro y que tocaba momentáneamente a un vecino, era considerada de muy mal presagio y agüero.
-El detenerse la rueda del molino de aceite o de harina era señal de fallecimiento inminente en la familia del molinero.
– Si el cedazo era sacudido a los pies de una persona de forma involuntaria y sus pies quedaban cubiertos del polvo blanco de la harina, era mala señal para su salud.
- POR MEDIO DE LOS ASTROS
-Ver correr» una estrella en el firmamento, esto es, un meteorito, era indicio o anuncio de que se había producido una muerte y que el alma vagaba ya por el espacio en busca de su destino final. Entonces se le rezaba una breve oración para que su ruta fuera breve y su destino el Paraíso.
Recopilado por @airesdelamancha
Autores: J. F. Jordán Montes y J. A. Iniesta Villanueva